lunes

कोराजों Venerable



La cultura Teotihuacana se asentó en el valle de México aproximadamente hacia el año 450 D.C. Sus casi 22,000 habitantes lograron hacer una ciudad importante cuyos vestigios perduran hasta el día de hoy.
Inspirados por Quetzalcoatl (El Dios de la Sabiduria), era parte importante de su cosmovisión, ya que, para tener abundantes cosechas y buena caza; tenía que estar en estrecha relación con la madre tierra y el sol, y en particular rendirle culto para que, la abundancia continuara.
Por ello Quetzalcoatl tenía además de su templo en la ciudad de Teotihuacan, un palacio. Donde tanto varones como mujeres se preparaban para poder tener el honor de rendirle culto, y hacer los ofrecimientos de la población dentro del mismo.

De todos aquellos hombres y mujeres que se preparaban para ser sus sacerdotes destacaba en forma por demás llamativa YOLOTZIN, cuyas cualidades al hacer el culto eran excelsas sin que por esto fuesen las mejores o las más perfectas; sin embargo a la población le gustaba mucho la manera en como esta jóven hacía su culto a Quetzalcoatl; creando asi alrededor de ella una atmosfera equiparable a la de una divinidad y muchos Teotihuacanos querían que su ceremonia de ofrecimiento fuese precedida por ella.
Debido a esto fue elegida prontamente como instructora de sacerdotisas.
La gente comentaba cómo cuando ella hacía la ofrenda eran mejores sus cosechas y su caza también.
Existía la covicción en no pocos de ellos que era una hija directa de Quetzalcoatl. Y aunque YOLOTZIN no era ajena a lo que se comentaba de ella, seguía con la misma sencillez y candor con que se hace una actividad que genera la mayor felicidad en el ser humano; era atenta con la gente, les escuchaba, aconsejaba, ayudaba a aquellos que lo necesitaban y en fin tenía el carisma necesario para ganarse el cariño de la gente. Y era modelo para varios díscipulos en el Palacio. Pasaron así muchos años, ella lozana e infatigable en su diario laborar.
Hasta que una mañana, cuando fue al templo a ofrecer de nueva cuenta el bienestar de su pueblo.
En un parpadeo, ella desapareció envuelta en una nube.
Ningún sacerdote pudo explicar de manera satisfactoria al pueblo este suceso, quedando la presencia de YOLOTZIN como un mito, que fue recordado por varias generaciones más de Teotihuacanos.



Mitacuye Oyasin 3~*

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